Centro Casaverde Elche - Elche, Alicante

soufian gharbouji

Como profesional, quiero destacar el esfuerzo, la calidad humana, la dedicación, la profesionalidad, y el trabajo en equipo, para atender las necesidades de cada uno de los residentes, y hacerles sentir como en su propia casa. Desde el Centro se trabaja cada día para que residentes y familiares se sientan parte del equipo, en el que se les escucha y se promueve que formen parte del proceso vital, con el objetivo de dar la mejor calidad de vida posible.
¡Es un orgullo y un placer formar parte de este equipo!
A seguir trabajando para las personas a las que tanto podemos ayudar.

ANGELES GIL JAEN

En primer lugar, quiero agradecer a María el apoyo que nos está brindando desde el primer día. Su trato y su accesibilidad, para contar con ella en cualquier momento.
Me encanta, que en este centro, los familiares podamos acceder a las habitaciones de nuestros mayores o incluso comer con ellos.
Agradecerle a Héctor su atención y su interés en mantenernos siempre informados.
Quería elogiar también el buen hacer desde recepción.
Y como no, a todos y cada uno de los auxiliares, enfermeros, fisios, etc.
Muchas gracias por vuestra labor.

Zaira Sánchez

He tenido la oportunidad de trabajar en Casa Verde Elche y ha sido toda una experiencia. Para mí como profesional, pero aún más como persona, era importante cerciorarme de que el trato que se les diese a los residentes fuese humano y profesional, algo que noté desde el primer día y que me hizo encajar con un equipo que trabaja desde el corazón, con una dedicación y una implicación que no había visto hasta ahora, y que desde fuera a veces cuesta ver. No solo son inigualables los vínculos que se crean con los residentes, sino la forma con la que se trabaja junto a la familia de estos por unos objetivos en conjunto en pro de las personas que residen en el centro. La comunicación y el trabajo en equipo son base, y he aprendido mucho de personas con verdadera ilusión y vocación a la hora de trabajar con personas.
Para mí ha sido todo un honor haber formado parte de Casa Verde Elche y me llevo un aprendizaje increíble.

Un fuerte abrazo.

Zaira.

Maria de las Nieves Fernández Portilla

Hace un mes que mi padre ingresó en la residencia, emocionalmente como es normal, nos afecto a los dos la separación, pero ya en casa casi no se movía de la silla de ruedas, no hablaba y su relación social prácticamente nula. Desde que ingresó al centro, ha ido poco a poco sociabilizando más, lo cual a su edad no es fácil porque son personas desconocidas, pero por medio de los diferentes tipos de terapias ha progresado bastante, ya camina con su andador, habla más, interactúa con las personas y lo importante, se siente bienl. El y yo estamos contentos. Tiene sus días buenos y malos como todos. Respecto al centro, está muy bien, es nuevo y como todo puede tener sus fallas, pero he estado bastante seguido, y los cuidadores, auxiliares, personal de recepción, los he visto dedicados y cariñosos con los residentes. Esas edades son muy difíciles y hay que tenerlo muy en cuenta, tanto para familiares como para cuidadores. Pero siempre lo mejor es que
cuando se tenga alguna duda, queja o sugerencia, tanto del familiar, cuidador o centro, se debe abordar directamente con la persona indicada, porque las experiencias son diferentes para cada persona. Al menos yo soy y lo hago así. Al personal de Casa Verde sigan así y a mejorar cada día más.

Susi Almela

El trato con el residente excepcional, el personal magnífico, llevan poco tiempo en Elche y tienen algunas cosas que mejorar, algo en la comida y bastante en la limpieza de los dormitorios. Quitando esas cosas que imagino que corregirán yo recomiendo el centro, con cuatro meses que llevan en Elche todo no puede ser perfecto, pero en el trato y en el personal SI que lo son

Elizabeth Adame

Tuvimos muy mala experiencia con una residencia en alicante y veníamos bastante decepcionadas y con muchas prisas de salir y encontrar otro centro para mi madre y en esta residencia nos atendieron como una familia desde que llegamos el 1/3.
Desde la recepcionistas hasta la directora, pasando por el supervisor personas maravillosas, profesionales y cariñosas. Solo puedo tener palabras positivas para este centro. Mi madre ha encontrado amigas y amigos y de lo único que podría ser mejorable es la comida pero vamos cuando he comido aquí he comido bastante bien. Creo que es muy positivo destacar el hecho de dejarnos comer con nuestros familiares que en otros centros sería impensable y sin ningún tipo de problema. Estamos encantadas en general. Gracias equipo de Casa Verde.

Jone Miren

Después de 4 meses de internamiento en otra residencia de Alicante donde todo eran quejas por parte de mi madre por el mal trato que recibía y todo eran excusas por parte del centro y sus supervisores, nos decidimos en hacer el cambio porque mi madre estaba profundamente triste y sin ganas de vivir cuando siempre estaba cantando y su fuerza de voluntad la hace seguir a pesar de su discapacidad física. Es dependiente pero cognitivamente está bastante bien para su edad y llegue a pensar que incluso, estaba empezando su deterioro cognitivo. Cuando llegamos a Casa Verde nos encontramos con otro mundo totalmente diferente de lo que dejamos; cercanía, colaboración con la familia, amabilidad en el trato y muchas ganas de recibirla. En tan solo unos días, esta feliz!!!!!! Me dice que su vida ha cambiado!!!!. Tiene amigas, cariño, atención, rehabilitación, y lo más importante, ha recuperado su sonrisa y sus ganas de vivir. Gracias a María la Directora que siempre está atenta a todo y a todos, y a todos los trabajadores que están ayudando a mi madre a pasar el mal trago que ha estado viviendo durante esos 4 meses fuera de su hogar. Debí reaccionar antes y no lo hice pensando que exageraba. Ahora sé que no, la diferencia es un abismo. Gracias por vuestro cariño y profesionalidad.

sergio piñol

Creo que con el dinero que vale la residencia, no es normal como tienen y tratan a los pobres ancianos. Los levantan y dejan caer a los sillones como si fueran trozos de carne. Los trabajadores más pendientes de hacer sopa de letras y sudokus que de preguntar si quieren beber agua, esperan a que les pidan incluso esa necesidad básica. Cuando entras, todos dormidos y sedados como si fueran animales salvajes.
Muy nuevo, muy bonito te lo pintan para que ingresen allí, una vez dentro, adiós a los prometido. Una pena haber confiado en ellos.